Buenas tardes a todos, padres, madres y familiares, profesores compañeros del Instituto, queridas alumnas y alumnos de 2º de Bachillerato de esta promoción de 2023.

Hoy es el día que estabais esperando, emocionados, desde hace mucho tiempo, un día para el corazón y la alegría, el día de vuestra Graduación.

Hace ya más de un mes que veo felicidad en vuestros ojos y en la sonrisa, la emoción de sentiros ya mayores, intuyendo los dones que el futuro promete. Atrás dejáis la infancia, paraíso perdido de poetas, y camináis hacia el mañana con el divino tesoro de vuestra juventud.

Cuando me propusisteis intervenir en este acto, acepté casi de inmediato, yo también había imaginado este momento con vosotros; en este instante echo de menos la magia de las aulas, la pizarra detrás y la tiza en mi mano, objetos que muy pronto serán piezas de museo, de una Escuela del ayer; vosotros convivís ya con pizarras digitales, puertos USB, conectores HDMI, incluso con el chatGPT. ¡Una torre de Babel!

Pero en esencia, educar siempre tendrá la misma meta: construir los cimientos de la edad adulta, enseñar a pensar por uno mismo, a tratar de ser mejores cada día, a intentar cambiar el mundo.

Así definió Gabriel Celaya la enseñanza:

Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca,
hay que medir, pensar, equilibrar…
… y poner todo en marcha.
Y para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino, un poco de pirata,
un poco de poeta,
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar, mientras uno trabaja,
que esa barca, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada.

He compartido con vosotros estos años, ha sido para mí un privilegio; los he vivido con pasión. Al recordaros sabré que el esfuerzo, el trabajo y mi entusiasmo han merecido la pena.

Y como los Cronopios de Cortázar, viviré con mis recuerdos, bailando con ellos por mi casa, tropezando con ellos del salón a la cocina, invadida por la nostalgia de la mirada atrás.

Mi asignatura, Lengua y Literatura, es, para mí, la más hermosa. Siempre digo que he sido tan feliz en este oficio, que nunca me ha supuesto un gran esfuerzo porque ha sido una satisfacción constante. ¡Ojalá que en vuestro futuro profesional disfrutéis la misma suerte!

Quizá no os vi llegar el primer día, pero imagino que bajasteis la rampa muy cargados (la mochila de ruedas la dejasteis en primaria), con muchas ilusiones, muchos sueños; espero que gran parte de esos sueños se hayan cumplido.

Y llegasteis, primerines, con ganas de saber. Os recuerdo decididos, muy seguros y alegres, siempre participativos y entusiastas.

Hemos leído mucho en estos años: “El príncipe de la niebla”, “La dama del alba”, “La zapatera prodigiosa”, “Los santos inocentes”, “La casa de Bernarda Alba”… Y seguimos leyendo confinados, porque también vivimos la pandemia tratando de encontrarnos.

Y ya en Bachillerato, “Luces de bohemia” y “Entre visillos”.

Hemos recitado poemas -algunos cantados por Serrat y Sabina o Pedro Guerra- de Machado, de Miguel Hernández, de Ángel González, de las poetas de “la mitad olvidada” de la Generación del 27: las Sinsombrero.

Incluso hemos cantado juntos canciones y poemas el Día de la Paz.

No olvidéis lo que su lectura os ha enseñado; los libros muestran el camino para poder caminar solos, abren puertas al mundo, invitan a soñar.

Lorca, en la inauguración en Fuente Vaqueros de una biblioteca -una voz contra la ignorancia- aseguró: Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro (…) Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Y añadió que para él la palabra Libro significa amor y hay que pedir los libros como se pide pan o se anhela la lluvia para la sementera.

Cuenta Irene Vallejo en un pasaje de El infinito en un junco que, cuando le presentaron a Alejandro Magno un cofre, el objeto más precioso y excepcional del rey Darío, preguntó a sus hombres: ¿Qué podría ser tan valioso como para guardarlo aquí? Cada uno le hizo sugerencias: dinero, joyas, esencias, especias, trofeos de guerra… Alejandro negó con la cabeza y, tras un breve silencio, ordenó que colocaran en aquella caja su Ilíada, de la que nunca se separaba.

Ya os vais del Instituto, seguiréis estudiando para elegir después vuestra profesión; al decidir qué queréis ser, os aconsejo que elijáis lo que os pida el corazón.

Nuccio Ordine, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades de este año, en La utilidad de lo inútil defiende que se deben elegir las disciplinas que se aman, que la pasión es mejor que el dinero, porque la pasión puede hacer que vivamos una vida feliz. Yo soy un hombre feliz -dice- porque cada día de mi vida me levanto y me pagan por hacer cosas que para mí no son un trabajo, son la joya de mi vida. El objetivo del estudio no debe ser exclusivamente material, existe un placer del conocimiento que es fundamental.

Yo tengo la certeza de que la felicidad también está en la voluntad de ser útil a los demás; como soñó Saint-Exupéry en El Principito, de ese empeño depende la vida de una Rosa.

Y allí donde el camino os lleve, tratad de dar cada día lo mejor de vosotros mismos. La inteligencia es un don, la bondad, una elección, una forma de vivir. Me gusta la gente que vive cada hora con buen ánimo, dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio; es Benedetti. Por eso, recordad que una sonrisa tiende puentes, aunque a menudo esto se olvida, pues desconcierta; es como si por el hecho de no dar un puñetazo encima de la mesa, hablar pausado o simplemente no gritar, los argumentos tuvieran menos fuerza; en realidad, los gestos desabridos y hoscos demuestran un temor a evidenciar la falta de razón.

Y añado otro valor: la gratitud; agradeced a vuestros padres sus desvelos, su compañía en momentos alegres o difíciles, sus consejos.

Mostraos también agradecidos con quienes en el proceso de enseñanza nos hemos “derramado hilo a hilo”.

Albert Camus, al recibir el Premio Nobel de Literatura le escribió a su maestro para decirle que, al recibir la noticia, pensó primero en su madre y después en él, porque: Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo no hubiera sucedido nada de esto… Una lección de sencillez y humanidad.

Y ojalá que nunca os falte el ánimo, también se aprende de las dificultades

Steve Jobs, en el famoso discurso ante los alumnos de la Universidad de STANFORD, aseguró:
La única forma de no desanimarse ante el fracaso es amar lo que hagáis. Si aún no lo habéis hallado, seguid buscando. Como en todo lo que tiene que ver con el corazón, lo sabréis cuando lo hayáis encontrado.

Queridos alumnos, hoy se abre el horizonte ante vosotros, un futuro que os deseo lleno de ideales y proyectos. Si algo os da vuestra juventud es, sin duda, la ilusión, el coraje y la esperanza.

Cada uno de vosotros elegirá una ruta diferente. No cometáis el error de pensar que las artes y las ciencias están en desacuerdo entre sí. No tienes que ser poco científico para hacer bellas artes, para escribir cosas hermosas. No necesitas ser un soñador para ser poeta. No hace falta odiar la tecnología para preocuparte por la belleza.

Antonio Machado, en la inauguración de un curso escolar dirigió a sus alumnos estas palabras: Mañana seréis hombres, y esto quiere decir que entraréis de lleno en la vida y, como la vida es lucha, seréis luchadores. En vuestros combates no empleéis sino las armas de la ciencia que son las más fuertes y las armas de la cultura que son las armas del amor». También las de la Razón, opino.
Os deseo felicidad y mucha suerte con esta antigua canción celta, que siempre me emociona:

“Que el camino nos lleve a encontrarnos.
Que el viento sople siempre a tu favor.
Que los cálidos rayos de sol caigan sobre tu casa.
Y que siempre tengas cerca una mano amiga.
Que siempre esté verde la hierba que pisas
y azul el cielo sobre ti.
Que sean completas las alegrías que te rodean
Y sinceros los corazones que te aman”

Y me despido de vosotros con unos versos de atribución incierta a Mario Benedetti, pero muy apropiados para este día:

No te rindas
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Adiós, queridos alumnos de 2º de Bachillerato del 2023.
¡Conmigo vais, mi corazón os lleva!

Paz Muñoz Matilla

Profesora de Lengua Castellana y Literatura

Valladolid, a 26 de mayo de 2023.