Hace unos días recibí el encargo de hacer este discurso vibrante y en mi vida me he visto en tanto aprieto. Dicen que un texto así tiene cuatro grandes partes y, burla burlando, a escribirlo me he puesto con el fin de agradecer la presencia y las emociones de todos los componentes de esta mesa, las familias, el profesorado, el personal del centro y, sobre todo, los grandes protagonistas de hoy.
Pensé que no hallara consonante, ni tampoco vocal, ni un diccionario entero para mostrar gratitud por la paciencia y los apoyos de los padres durante todos estos años de ESO y Bachillerato.
Por el tercer paso voy entrando, el de los parabienes y el de los alientos. El de tener claro que la alegría, el coraje y la determinación serán la clave de vuestro futuro. Al ser imposible detener el tiempo de esta ceremonia que, como el río del filósofo también cambia, fijar en la retina su recuerdo siempre os ayudará a renovar fuerzas en momentos de dificultad.
Ya estoy en el cuarto bloque y aún sospecho que es la hora de una cita inspiradora que resuma la ocasión. En 1992, comentaba Fernando Lázaro Carreter, un director de la Real Academia Española en cuyos libros de texto estudiaron vuestros padres, que la épica se halla actualmente en el deporte, la dramática en el cine y las series de televisión y la lírica en los conciertos musicales. Razón por la que este momento irrepetible y de intensos sentimientos debe unirse a una canción.
La elegida ha sido Una historia distinta, de un poeta lírico contemporáneo llamado Sergio Dalma y que fue muy conocido en los años noventa por el tema Bailar pegados. Al igual que don Quijote, el protagonista de su canción transformaba la realidad de los momentos especiales, se enfrentaba a su destino en un bar lleno de gente. Difuminaba al resto de las personas para centrarse en crear un paraíso en la mente del corazón, mientras decía a su pareja:
(…) Y volamos por el cielo
desde el suelo del local
y las mesas y las sillas
son las nubes,
y los vasos son estrellas
y la lámpara es el sol
y Eva y Adán,
tú y yo.
Algo de eso se repetirá con frecuencia a partir de ahora. Entre metáforas, es tiempo de poner literatura en vuestras vidas y no solo de poblar los puentes con candados, según sugirió una afamada novela de literatura universal. Es hora de echar a rodar el nuevo tiempo, de volar y de que la evocación romántica de este acto sea el arranque de vuestro camino por la Universidad, otros estudios o cualquier actividad.
En representación de todos los compañeros del Claustro de Profesores, quiero hacer constar todo su aprecio y su deseo de buena suerte en esta partida hacia un nuevo ciclo vital. En lo personal, mi gratitud por vuestra paciencia y humor durante el tiempo que hemos compartido.
Allá donde os encontréis, espero que la transformación artística de esta jornada especial os acompañe con una sonrisa. Gracias a la complicidad de Heráclito, Miguel de Cervantes, Federico Moccia, Lope de Vega y Sergio Dalma, que están tras algunas ideas de este texto, nunca fue tan fácil abordar el trance de hacer un discurso de graduación para una promoción tan amable y, visto lo visto hoy, tan elegante. Hasta pronto.
Jesús Castañón Rodríguez
Profesor de Lengua Castellana y Literatura